Torre Eva es un edificio que tiene la ambición de conjugar la voluntad arquitectónica de una portada transparente y funcional y la maximización del uso de la luz natural, en un sitio que se desarrolla en altura, con la búsqueda de la máxima eficiencia energética y sostenibilidad ambiental. El resultado es una construcción de soluciones tecnológicas e instalaciones sofisticadas concebida y diseñada
de forma integrada.
El edificio tiene aproximadamente 12 000 m² en 14 niveles, de los cuales uno es sótano, completamente vidriado, articulado en cuatro cristales de forma trapezoidal que se presentan alrededor de un profundo pozo de luz de 30 metros de altura. Su destino de uso es administrativo-servicios para completar un complejo de edificios ubicados alrededor de una plaza a la que tienen vistas actividades comerciales, de gastronomía y de servicio para el tiempo libre.
La entrada a la torre es un «corte» empinado, inclinado, muy alto entre los dos volúmenes puros que constituyen parte del edificio. La compresión del espacio, dada por las paredes inclinadas que miran a la entrada, conduce al visitante a la entrada principal de forma sencilla. Desde el punto de vista compositivo, la elección del vidrio para el revestimiento exterior y, por tanto, de la transparencia, es funcional para crear una lógica de contraste fuerte con los edificios bajos de color oscuro que se encuentran alrededor y que, de forma intencional, constituyen visualmente una compacta base negra desde la que surge un edificio transparente que con su ligereza se confunde con el cielo.