En un ambiente acogedor y exclusivo, en las cercanías de Lisboa, se emplaza esta vivienda unifamiliar tan original como encantadora.
Más de 800 m2 de superficie interior caracterizan a esta estructura uniforme, con un estilo sorprendente y bajísimas exigencias de mantenimiento. El particular revestimiento exterior que se ha aplicado permite una eficiente resistencia a los agentes atmosféricos y a los rayos UV.
El aspecto distintivo y robusto del conjunto arquitectónico se obtiene gracias a la gran pared ciega que otorga un aspecto de un volumen monolítico y compacto. Revestida en blanco, con paneles de una longitud de casi dos metros, la enorme pared ciega presenta solo dos aberturas, el ingreso principal y una ventana, lo que incrementa la importancia y el enigma generados al desvelar los interiores.
Los huecos de apertura, efectivamente, se presentan oscuros, negros, en un fuerte contraste con la luz deslumbrante del blanco de la pared exterior que los alberga. Sin embargo, la estructura transmite únicamente en apariencia la sensación de cierre, ya que en la parte trasera, se confirma el leitmotiv del contraste gracias al inmenso muro vidriado que se extiende y se abre al mundo exterior capturando e irradiando luminosidad, abriéndose a la vegetación circundante, respirando y liberando energía y vitalidad.